La leche jodía. Descolocado me he quedado, oigan. Uno pensaba que ya no lo podía sorprender nada de nada, pero qué va, todavía hay cosas que lo dejan con la boca abierta.
Hace la tira que no voy a una librería especializada en tebeos. Primero, porque los pocos tebeos que compro los pido directamente a los iuesei, y segundo porque los tebeos que compro en español me los consigo en Sopa de Letras (y no, como me confundo siempre, Lápiz y Papel), de Puerto Real, que tiene ese sabor a librería de toda la vida, a baratillo de plaza o kiosco grande grande, a cajón de sastre donde hay de todo y uno puede rebuscar y sorprenderse y encontrar cosas curiosonas. Y además se charla a gusto y de fondo casi siempre suenan bandas sonoras de películas, y hasta hace ilusión que entre el personal con la bata de guatiné y la barra de pan debajo del brazo a llevarse unas estampitas de Frodo, el Diez Minutos y el Marca. O sea, una librería experta en cómics pero que también vende sin recato, y sin hacerse ghetto, las otras manifestaciones de la "cultura".
Han abierto hace unas semanas una libería especializada aquí en Cádiz (suerte, machos), y hoy me he pasado de incógnito a ver qué había. Y entre los tebeos de rigor, y el siempre interesante y apetecible Nippur de Lagash (que ya, ejem, tengo reservado en mi librería), me quedo de piedra cuando veo que además venden... muñequitos.
¿Y de eso se extraña éste?, se preguntarán ustedes. Pues de eso me extraño, oigan. Vale que haya muñequitos de Tintín, de Corto Maltés, de los personajes de Matrix, de Star Wars, de Star Trek, del Señor de los Anillos y de todas las otras frikadas varias que siempre se asocian (quizá sin tener por qué) con los tebeos.
Pero, cachilimóchiles, es que había muñequitos, en plan articulado, pequeñitos, como un cruce entre las Barbies y los Madelman... ¡de actrices porno! Allí estaban Shauna Sands, Rocky Roads, Asia Carrera (superdotada que hasta lleva un blog, la tía). Sudores fríos me recorren el cuerpo cuando imagino para qué demontres quiere nadie tener un muñequito así de semejante colección de actrices "para adultos". Ya había visto en alguna parte que, vale, se pueden comprar reproducciones a tamaño real de sus vaginas, sus pechos, incluso muñecas hinchables tamaño natural de ellas mismas. Si alguien está lo bastante solitario, lo mismo les hace el avío: que cada cual baje las escaleras como les venga en gana.
Pero tener la colección de muñequitas sexy a tamaño geyperman... ¿Producto exclusivo para frikis con complejo de King Kong? Casi prefiero no imaginar qué se puede hacer con ellas.
Si alguno lo sabe y/o lo practica, aquí puede contarlo. No creo que sea a nosotros, precisamente, a quienes se les caigan los anillos.
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