En el día de hoy, agotado y descuajaringado el ejército organizador, han alcanzado las tropas hispaconiles sus últimos objetivos lúdico-festivos. La HispaCon Gadir2K4 ha terminado.
Y cómo ha terminado, oigan. Qué broche de oro. Qué subidón de adrenalina. Ya lo saben, en mi papel de coordinador de todo esto, me tengo por fuerza que perder muchas cosas, así que no puedo relatarles cómo ha sido la mesa redonda que moderó Rudy Martínez sobre los nuevos autores y el futuro, ni la charla-coloquio de Joaquín Revuelta (sucohoneaí) sobre cyberpunk, con una voz que parecía surgida de ultratumba a esas alturas, ni la asamblea general de la Asociación, que me dicen que ha captado una veintena de nuevos socios en estos días.
Pero me tocó cerrar el acto con nuestro último invitado especial, Guillermo del Toro, ante un salón de actos abarrotado y un público rendido. Guillermo, a pesar de haberse pillado un enfriamiento de garganta y estar pasando un rato chungo, tiene la energía de un ciclón, y allí aguantó el tirón durante hora y media, respondiendo con esa genialidad característica las preguntas que le fui haciendo y, más tarde, las que desde las cómodas butacas de la sala le fueron haciendo los asistentes. Una gozada, tener de cerca a un tío así. No porque sea importante, que lo es, sino porque no se da importancia. Guillermo es ese tío que no conoces y que parece (y es) como tu mejor amigo de toda la vida, todo humanidad, todo simpatía. Tendrían que haberlo visto firmando muñecajos de Hellboy a troche y moche, haciendo autocaricaturas, esbozando a "Rojo" y firmando dividís de Blade (de quien también hace un boceto la mar de resultón), y siempre con la sonrisa y la amabilidad y la afabilidad por bandera. Allí estuvo Javi Coronilla, antiguo alumno que ahora se dedica a los animatronics y quiere hacer cine, y lo trató no como a un jovencito que empieza, sino como a alguien que es partícipe del mismo sueño, que tiene la misma amante, un camarada en una vocación. Coro estaba que se caía de puro goce. Y tendrían ustedes que haber visto la cara de felicidad de Guillermo cuando Jesús Merino le regaló un original suyo donde aparecen los monstruos de Jack Kirby, Fing Fang Foom incluido.
Clausuramos las jornadas con el anuncio de que será Galicia (Vigo o Pontevedra) la sede de la próxima HispaCon, que se pretende, lo saben ustedes, que sea la primera Ibercon de la historia: el encuentro de los aficionados y autores españoles con los portugueses. Saben que les deseo toda la suerte del mundo y que pueden contar conmigo para lo que se tercie. Entre risas hoy, igual que entre risas anoche, el anuncio y el compromiso de la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Cádiz de volver a celebrar una HispaCon en 2012, a ser posible a nivel europeo. Esperemos que se consiga.
Hemos terminado los organizadores y alguno de los invitados de honor almorzando en casa de Dios. O sea, en El Faro. Imaginen a Guillermo del Toro saboreando lo que no es sino ambrosía pura, y su carita de deleite con cada plato. El momento entrañable y friki fue la llegada de mis dos hijos, que lo han adoptado como su Chewbacca particular, como si fuera ese tío grande que todos tenemos en la familia (y la muñeca rubia de Víctor Anchel, Aitana, la princesita de un bosque, qué niña más linda), y a Daniel contándole a Guillermo el cuento que, con sus once años, está escribiendo... Y, sobre todo, a Guillermo embelesado con el relato y los consejos que le iba dando al crío.
Entrañable también, mi polaco de Cádiz, que hoy ha estado visitando bodegas en Jerez, de la mano de Luis Prado, y que ha tenido el detalle (Faraldo está griposo, que te mejores, Jose), de venir directamente a donde estábamos por despedirse de mí, porque sé que me aprecia y él sabe que yo lo aprecio. En efecto, me contó el chiste del oso. Pero me temo, ejem, que no lo he entendido.
Pues se acabó. Hasta el año que viene. Hasta dentro, en Cádiz, de ocho años. Uno siempre se queda con la espinita de no haber podido charlar más tiempo con Miquel Barceló, con Elia, con Pedro Jorge, con Víctor Conde y con Ruth, con Javi Cuevas y Rudy Martínez y Pedro García Bilbao, y Juanma Santiago y Alejo y Alex Vidal, pero son los gajes de quien organiza. Una HispaCon se vive mejor de paisano, me temo. Casi todos se han marchado sin tener tiempo siquiera de despedirse de nosotros, embarcados como estamos en tantas cosas al mismo tiempo.
Creo que ha sido una buena HispaCon. Y quien ha puesto la pasta y los medios ha quedado encantado, de ahí el compromiso para el futuro. De todo, entre el mexicano de la calle de la Palma y el polaco de la Caleta, y el valenciano que quisiera vivir medio año aquí y el otro medio en Gijón, y el madrileño que no podía creerse que hoy fueramos a almorzar al "restaurante bueno", cuando todos han sido excelentes, uno se queda con esos momentos estelares, la mirada de un niño, el aprecio de un fan, el abrazo de un gigante vestido de negro, el comentario certero, carnavalero a tope, de que si Cádiz es el culo de Europa, es uno de los culos más bonitos del mundo.
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Categorías: Ciencia ficcion y fantasia